La paradiplomacia que se extiende en la frontera a lo largo de la cordillera de los Andes, y ésta permanece casi desconocida para la opinión pública y solo ha sido destacada en el ámbito académico, pese a que ha sido exitosa en sus objetivos y que además trasciende las fronteras de tres países. Este proceso de integración fronteriza se interesa por la diversidad étnica y cultural que coexiste en la frontera de tres países, a través de una particular paradiplomacia étnica aymara.
AYMARAS SIN FRONTERAS Desde el año 2001 comienza a originarse esta alianza y está conformada por 57 municipios andinos de Bolivia, Chile y Perú, quienes comparten una cultura, un pasado histórico y una riqueza cultural que no están siendo aprovechados para superar sus condiciones de pobreza. Aymaras sin fronteras es una organización desde la cual se están dando iniciativas de cooperación transfronteriza y esfuerzos de integración “desde abajo”, -como afirman sus integrantes-, y tiene sus antecedentes en la Feria Regional Andina (FERAN), desarrollada en la comuna de Putre (Chile), donde se dieron cita Alcaldes de los Municipios Rurales fronterizos de Bolivia, Chile y Perú para participar de la Feria. La idea era “aunar voluntades y acciones, especialmente en el campo productivo para elevar el nivel de vida de sus poblaciones y revertir las condiciones de pobreza existentes” (Vera, 2011, p. 59). Esta iniciativa trinacional:“Se constituye como parte de una pluralidad de actores políticos y sociales que, desde regiones contiguas de estos tres países, promueven una mayor integración, además se caracterizan por demandar a sus respectivas regiones y centros políticos ciertas reivindicaciones en pos de un desarrollo transfronterizo” (Ovando, 2013b, p. 117).
Entre los principales problemas detectados en la zona fronteriza de los tres países, cabe destacar:
· La falta de planes comunes de gestión territorial que incorporen los usos culturales de la tierra · La falta de acuerdos transfronterizos fito-sanitarios para el intercambio de productos, que afecta y limita los intercambios verticales tradicionales de las comunidades Aymara (la crianza de alpacas y llamas, el comercio de quinua, carne de llama, los cultivos tradicionales y plantas medicinales y aromáticas · El creciente despoblamiento de la zona por la falta de oportunidades que se ofrece y su desconexión del circuito vial · La incursión de proyectos de desarrollo económico que desconocen y dejan de lado los usos y costumbres de los pueblos aymaras de la zona generando riquezas que no son aprovechadas por estas comunidades. · La falta de estrategias transfronterizas de desarrollo económico que tomen en consideración el capital social, natural y cultural del pueblo Aymara; Su principal objetivo es mejorar las condiciones de vida de los Aymaras, específicamente – en un primer momento- de aquellos que habitan en las zonas aledañas a la triple frontera entre Perú, Chile y Bolivia, tiene como base y sustento para la acción la identidad cultural y el manejo sustentable de los recursos naturales. Para ello se han propuesto con ayuda del BID hacer un Plan Estratégico. Si bien este plan es la parte final del programa de Bienes públicos regionales que ha apoyado el BID. Este debe recoger los aportes de las consultorías anteriores que forman parte del componente diagnóstico, pero además debe incorporar los intereses y prioridades actuales de las autoridades municipales y de la población aymara involucrada. Cabe destacar que en la actualidad la población total de aymaras es de aproximadamente 2 100 000 individuos, repartidos en una zona que comprende el extremo sur del Perú, departamentos de Tacna, Moquegua y Puno; la zona occidental de Bolivia, departamentos de La Paz, Oruro, Potosí y Cochabamba; y el extremo norte de Chile, región de Tarapacá.
DESAFÍOS DEL S.XXI Se puede comprender el relevante crecimiento y fortalecimiento de los diferentes movimientos sociales, y el triunfo de una paradiplomacia como marca Roberto Miranda quien señala que la “paradiplomacia” se refiere a la actividad internacional desarrollada por actores subestatales en el marco de la globalización, es decir en el marco de la diplomacia no tradicional, o bien no convencional. Este hermanamiento indígena aymara, da sustento a una paradiplomacia moderna con raíces culturales milenarias, que trasciende fronteras en pos de la unión de sus pueblos para superar el advenimiento del sXXI. Humire, destaca que lo más relevante es precisamente su carácter étnico: “nosotros tenemos un sustento cultural que nos hace distintos a otras regiones ya que somos aymaras.”
Si bien la Alianza Estratégica “Aymaras Sin Fronteras” se consolidó firmemente y también se otorgó fuerza al movimiento indígena haciendo resurgir una organización que tiene un pasado milenario y que es necesario reivindicar, con un apoyo consistente en tiempos de constantes inestabilidades. Actualmente esta alianza, luego del litigio entre Chile y Bolivia, entre otras dificultades, está atravesada de incertidumbres. Se espera ampliamente qué vuelva a surgir y consolidarse firmemente en bases culturales de cooperación indígena, superando las fronteras políticas, dado que la cooperación entre los pueblos fronterizos son la base para crear oportunidades de negocios, reducir la migración y elevar los niveles de subsistencia mediante la integración transfronteriza económica, social y cultural del pueblo aymará y sus gobiernos locales en Bolivia, Chile y Perú. Así mismo, hay que comprender que los aymaras son los que ocuparon estos territorios antes de la guerra del Pacífico al finalizar la década del 70 en el sigloXIX, y que hoy en día, a más de 120 años después de esa guerra, son más de 200 mil personas, principalmente del grupo étnico aymara, las que siguen ocupando 125 mil km2 de territorios divididos por límites político-administrativos, y que no han quebrado su identidad, entendiendo esto, se podrá avanzar en una cooperación internacional y de entendimiento social, indígeno-estatal.
* Por: Federico Tello